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NI,ZU TA BIOK. Con la Iglesia ha topado el Juez del caso Gaztelueta

MAUDILI PRIETO
¿Se acuerdan la denuncia que presento un alumno del colegio privado religioso Gaztelueta de Leioa? ¿Se acuerdan que intervino hasta la Santa Sede católica y que hubo dudas de la veracidad de los hechos? Pues bien, la familia del joven que denunció los abusos sexuales de un profesor se mostró “satisfecha” el auto dictado por el juez de instrucción que observa “indicios racionales de criminalidad” en el profesor acusado de abusos sexuales. Ello significa que tira adelante. Y es que el auto del magistrado Emilio Lamo de Espinosa establece que los hechos acarrearían prisión de cuatro a diez años y que en ellos, además, concurre la circunstancia de “superioridad manifiesta” del docente respecto al menor al que, supuestamente, vejaba.Ya tenemos, al menos, 8 meses de espera en este asunto.El director de Gaztelueta, Imanol Goyarrola, escribió ayer una carta a las familias del colegio en la que recalca su deseo de conocer lo que sucedió. “Siempre hemos defendido la necesidad de poner todos los medios para llegar a la verdad de este asunto, dentro del ámbito judicial, y fuera de interferencias mediáticas. Reiteramos nuestra absoluta disponibilidad para colaborar con todas las instituciones pertinentes. Lo seguiremos haciendo con la misma claridad y transparencia que hemos mantenido hasta ahora”. Por su parte, el portavoz de la familia tildó de hipócrita la carta y el aita le pide al Colegio que dé por veraces los hechos y no desprestigiar a su hijo, que fue la víctima.Pero en este asunto tenemos a la Iglesia.A pesar que el Papa ordenó poner investigar al máximo, las actuaciones de sus representantes en Bizkaia fueron "chapuceras, con engaños y buscando tapar el asunto", como afirma el aita. Lo que si está claro es que el escrito del juez instructor imputa “hechos punibles” como que “para asegurar su situación de dominio respecto al menor, el preceptor procedió a aislar a este de sus compañeros de clase, realizando comportamientos tales como incrementar el número de sesiones de las entrevistas que reservadamente mantenía con el menor y la duración de estas, sin justificación aparente y permitiendo que el menor fuera ridiculizado por sus compañeros, a consecuencia de tales hechos, ya que las entrevistas las mantenía en horario lectivo y con el conocimiento de los compañeros”. La resolución también incluye una descripción de los supuestos abusos sexuales, así como de las secuelas que ellos provocaron en el joven que entonces tenía 12 años. Esto es: “Una situación de malestar psicológico intenso, que se tradujo en nerviosismo, aislamiento, pesadillas... Después de abandonar el colegio, siguió sufriendo episodios de malestar psicológico intenso, que precisaron atención hospitalaria que ahora deriva en secuelas del propio trastorno de estrés postraumático, habiéndose recomendado por las psicólogas y médicos forenses que acuda a apoyo psicológico y siga un tratamiento médico especializado, examenes ratificados por la Unidad Forense de Valoración Integral que constatan un estilo de respuesta sincero y revelador,que acreditan que la huella psíquica que presenta el muchacho es compatible con la que originan hechos como los denunciados”. Como diriamos, con la Iglesia hemos topado. Bueno, el Juez.

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