MAUDILI PRIETO
La política que últimamente ha asediado nuestras páginas, como, sin ir tan lejos, el llamado congreso de refundación de Sortu donde Arnaldo Otegi se ha erigido como líder de la renovada formación que busca renacer de sus cenizas de ser un partido sin apoyo real, arrasada por los jeltzales y Ahal Dugu, nos ha hecho olvidar que la
vida sigue y que nuestra cultura se extiende. Pues eso ha estado sucediendo en Smithsonian, una localidad integrada en Washington, donde Euskalherria, mediante
una campaña de la consejería de Turismo de Lakua, ha tenido su difusión entre los americanos. Han visto nuestros deportes, nuestra cocina, nuestra cultura y nuestra lengua. Justamente, el periodista Luis López de El Correo ha descubierto que en Estados Unidos hay una mujer especial. Se llama Mari Karmen Totorikaguena y ella es una gudari contra el Alzheimer. Como es consabido, cuando llegamos a mayores, los recuerdos se comienzan a borrar, pero los de la infancia perduran. Eso explicaría que en muchas residencias de ancianos de Idaho haya gringos viejos que sólo hablan una lengua extraña. En realidad, no son gringos, sino son vascos. Emigrantes que hace décadas dejaron nuestro país y que ahora, cuando se apagan en un lugar tan lejano al que les vio nacer, únicamente se expresan en su lengua materna, el euskara. Canciones de la infancia, sabores, olores
. Mari Karmen, acordeón en mano, ha pasado de enseñar euskara a los críos a recordarles su país. Y es que esta vasca norteameriacana se ha pasado toda la vida trabajando para preservar la cultura vasca en EE UU. Llegó a Norteamérica hace más de seis décadas, pero recuerda el bombardeo de Gernika, porque allí vivía cuando se perpetró la matanza. Luego comenzó un peregrinaje con su madre por Bilbao, Balmaseda, Gernika... Hasta que siendo adolescente regresó a Gernika, comenzó a trabajar en La Taberna Vasca y conoció al que sería su marido, Teodoro Totoricagüena.Se casaron y con sólo 19 años se embarcó hacia Nueva York en uno de aquellos barcos de singladuras eternas, en cuyas cubiertas se amontonaban los emigrantes para ver cómo les recibía la Estatua de la Libertad. La pareja eligió EE UU como lugar para construir su vida porque familiares de su marido ya estaban en Boise, lo que ya venía a ser la capital vasca en Norteamérica.Mari Carmen siempre se mantuvo fiel a sus raíces. Se volcó en la enseñanza del euskera a los niños para que nunca perdieran el anclaje con su origen, cocinaba nuestra cocina para las escuelas de la zona. Su biografía nunca se termina: fue presidenta del Euskaldunak Incorporated de Boise, fundadora del Anaiak Danok en 1974 y del coro vasco Biotzetik, directora del coro de niños vascos durante 20 años.Incluso plantó un retoño del árbol de Gernika que se plantó esta semana junto al Capitolio. 70.000 vascos llegaron a EE UU en busca de un futuro. Ahora, unos 400.000 norteamericanos tienen antepasados nacidos en las siete provincias. Muchos de ellos no quisieron perderse el Smithsonian Folklife Festival, que ha puesto la cultura vasca en el mismo centro de la capital norteamericana. Los vascos que no ha podido ir, los que ya sólo esperan el final en los asilos de Idaho, se confirman con su memoria y con Mari Carmen. Eskerrik asko a estas luchadoras como Mari Karmen y no estos políticos que no aportan ya nada, como los de Sortu.