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ORAIN KALERA.Zinemaldia con sorpresa

GARA-BEREZI ZERBITZUA
La venezolana «Pelo Malo», un título que no figuraba entre los favoritos de la crítica, se alzó anoche con la Concha de Oro de la 61 edición de Zinemaldia, una decisión, tomada por unanimidad por un jurado que acordó un palmarés muy sensibilizado con problemáticas sociales. «La herida» fue la otra gran vencedora de la noche, al alzarse con dos premios de peso.
Con los alrededores del Kursaal llenos de gente, pese al partido de la Real que se disputaba en Anoeta, arrancaba anoche la gala de clausura de la 61 edición de Zinemaldia. A ritmo de «euskalrap», y presentada por Unax Ugalde y Edurne Ormazabal, la gala con la que se cierran estos nueve intensos días de cine se inició en un auditorio repleto, con numerosa presencia institucional y con una pequeña anécdota, en forma de problema de coordinación entre el escenario y la retransmisión televisada por La 2 y ETB1 -se iban presentando los primeros premios en el Kursaal, mientras que en las televisiones todavía se emitían los vídeos-.
Durante el festival se habían cruzado apuestas sobre cuál sería el título ganador y, aunque, habían corrido rumores, a la gala se llegó con la incógnita de cuáles serían las elegidas por el jurado compuesto presidido por el cineasta Todd Haynes -un director muy comprometido y activo en la lucha a favor de los derechos del colectivo LGTB-, y el también director Cesc Gay, la productora Mariela Besuievsky, el músico David Byrne, las actrices Valeria Bruni Tedeschi y Paulina García y el actor Diego Luna. Como en las buenas películas, la gala fue in crescendo y, al final, Todd Haynes anunció la decisión unánime del jurado de conceder la Concha de Oro a la tercera película dirigida por Mariana Rondón, en la que narra la historia de Junior, un niño de 9 años cuya obsesión es alisarse el pelo para la foto de la escuela; una determinación del pequeño que hace temer a su madre que sea homosexual.
La violencia, la agresividad contra el niño de su propia madre -las mujeres no salen bien paradas en esta historia-, lo enmarca la directora en un momento muy concreto de la realidad política de su país, y que coincidió con el rodaje, cuando la gente se rapaba en masa la cabeza para solidarizarse con el presidente Hugo Chavez, enfermo de cáncer. Junior también termina con la cabeza rapada, pero por otros motivos.
Muy emocionada y eufórica -repitió cuatro veces «gracias» en euskara-, Mariana Rondón quiso dar las «gracias por elegir una película tan chiquita, que hice para librarme de la angustia de tanta intolerancia. Pensar distinto, ser diferente no es un problema, es lo más hermoso que tiene un ser humano cuando se encuentra con el otro. Gracias San Sebastián por respetar las diferencias».
La ovación a Marian Álvarez
La otra gran ganadora de la noche fue «La herida», una película con importante participación vasca, tanto en producción -EITB y el Gobierno de Lakua están entre quienes la han producido-, como en equipo técnico y actores; ha sido además rodada entre Zumarraga, Donostia y Madrid. Primer largometraje de Fernando Franco, la película recibió dos premios: una mención especial del jurado y la Concha de Plata a la mejor actriz para Marian Álvarez.
Desde la proyección de la película el viernes, muchas voces reclamaban este premio para Marian Álvarez. La ovación -la más fuerte de la noche- con la que se recibió en el Kursaal el anuncio realizado por Valeria Bruni así lo atestiguaba. «Gracias al festival por existir, resistir y hacer realidad uno de mis sueños», dijo la actriz emocionada, quien quiso dedicar este premio a «las personas que padecen algún tipo de trastorno psicológico». En «La herida», Fernando Franco pega la cámara literalmente al personaje de Marian Álvarez, una joven con un transtorno Bordeline no diagnosticado, que lleva al espectador por la montaña rusa de sentimientos y la soledad, la dureza y la tristeza de una enfermedad de este tipo. «El mundo del cine tiene la gran posibilidad de hacer visible lo invisible y, si nos dejan seguir haciendo películas, intentaré seguir poniendo voz a esas personas que no la tienen», prometió la actriz.
Fernando Franco, por su parte, explicó que «es una película chiquita y artesana, hecha con mucha pasión desde las tripas. Marian me ha hecho un regalo tremendo con su interpretación».
La Concha de Plata para el Mejor actor fue para el actor inglés Jim Broadbent, uno de los dos protagonistas de la intimista «Le Week-end», quien no estaba en Donostia. Quien si estuvo fue Antoine Baudry, coautor del guión de «Quai d'Orsay» y protagonista en la vida real de la historia que se relata en esta divertida película de Bertrand Tavernier y en la que se basa el cómic del mismo título. El premio al Mejor Guión fue «la hostia», como dijo Baudry en un perfecto castellano («soy francés, nadie es perfecto», ironizó), en un divertido discurso en el que reconoció que es «raro» ver a tu doble en la pantalla. «Es la historia que viví hace dos años en el ministerio de Asuntos Exteriores», explicó. La película se llevó también el premio Fipresci, concedido por la crítica internacional.
No habló tanto Pau Estevez. Concha de Plata a la Mejor fotografía por «Caníbal» -solo pudo decir «esto es muy grande. muchas gracias»- y el mexicano Fernando Eimbcke, autor de la sencilla «Club Sandwich», fue otro de los quien fue bastante sucinto en su agradecimiento. Todo lo contrario que el islandés Benedikt Erlingsson, quien por su primera película «Of horses and men», obtuvo el premio Nuev@s Director@s y los 50.000 euros que está dotado. Erlingsson, quien llegó a resoplar como los caballos -su película es un relato sobre la impronta que deja el hombre en el caballo y el caballo en el hombre-, dijo que esta es su primera película, su primer festival, su primer jurado, «así que de ahora en adelante este jurado será mi favorito».
Premio a «Asier eta biok»
«Asier eta biok», la película de los hermanos Amaia y Aitor Merino plasman su amistad con el ex preso vasco Asier Aranguren, fue elegida la mejor película vasca del festival. Realizada en crowdfunding -agradecieron, de hecho, su aportación a sus 300 «mecenas»-, la película se plantea una pregunta, ¿cómo hacer entender a sus amigos de Madrid qué pudo llevarle a tomar una decisión que al premio Aitor Merino le costaba asimilar? Anoche el director quiso agradecer a esos amigos «que con su presencia y su apoyo nos han dado muchísimo a este proyecto, tanto a nivel profesional como personal» y al difunto Jose Ramon Aranguren, padre de Asier y consejero de Orain SA, la editora de Egin.
Conseguir llevar a buen puerto «O lobo atrás da porta», thriller ganador del premio Horizontes, destinado a los largometrajes producidos en América Latina, le ha costado nada menos que quince años a Fernando Coimbra, según explicó ayer. Algo menos le costará al argentino Juan Martin Hsu por «La salada», premio Cine en Construcción de la Industria, a quien este galardón le supondrá una ayuda en la postproducción y distribución en el Estado.
Y en la gala, por cierto, se confirmó que la distribuidora cinematográfica navarra Golem -sus responsables subieron varias veces al escenario- atina con las películas que elige. La estupenda «Like father, like son», del japonés Hirokazu Kore-Eda, se llevó el premio del Público, y «Jeune et Jolie», de François Ozon, el premio TVE Otra Mirada. Pronto, todas estas películas llegarán a las carteleras.
Amaia EREÑAGA

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