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ORAIN KALERA.La Rama que intentó hundir a la Barkos

Óscar B. de Otálora (El Correo)

Un enfrentamiento en un homenaje a las víctimas de la guerra hispanovasca apareció.La viuda del Guardia Civil Beiro,Maria José Rama,hizo pasar un mal rato a la presidenta navarra Uxue Barkos."Me ha dicho que tiene la conciencia muy tranquila. Y yo le he dicho que más tranquila la tengo yo, que duermo perfectísima todas las
noches". Quien así habla es María José Rama, viuda del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro. Y quien le aseguró que tiene la conciencia tranquila es Uxue Barkos, presidenta de Navarra. El jueves, la máxima dirigente del Gobierno foral probó en sus propias carnes lo que es sentir el malestar y el desprecio de las víctimas del terrorismo.
Minutos antes de ese intercambio de frases, María José, enfadada, se había dirigido al público que asistía en Leitza al homenaje a su marido,donde le asesinaron hace 13 años, para denunciar el "cinismo" de Barkos por acudir al acto. Fue una acusación en voz alta, sin rodeos y con todas las letras. Hoy, la mandataria navarra ha afirmado que respeta la opinión de la viuda - "la crítica de una víctima sólo puedo respetarla",
señaló- para acto seguido mostrar su disgusto ante las frases que le dirigió. A su juicio, es una acusación "injusta" y "poco acreditada" sobre la "dignidad de un Gobierno que quedó acreditada asistiendo al homenaje".La presidenta de la comunidad foral se enfrentó ayer a una situación con la que otros políticos se han encontrado en distintos momentos de su carrera: el reproche moral de unas víctimas que se sienten defraudadas por el comportamiento de las instituciones ante su dolor y muestran
públicamente su incomprensión con toda su sinceridad. En el caso de María José Rama, sin embargo, es especial. Por un lado, afeó a Barkos su alianza con la izquierda abertzale - "personas que no llaman al terrorismo por su nombre pretenden honrar la memoria de las víctimas", se dolió en su discurso- y por otro, se lamentó con amargura de que el asesinato de su marido sea uno de los más de 300 crímenes de ETA que
siguen sin resolverse.La viuda del guardia civil se mostró muy molesta por tener que
compartir el escenario junto miembros del Gobierno navarro que desde la toma de posesión de Geroa Bai han generado una sucesión del polémicas por sus relaciones con la izquierda abertzale o por su actitud hacia las víctimas. El primer momento de tensión fue el nombramiento de María José Beaumont como consejera de Presidencia, Función Pública, Interior y Justicia a propuesta de Bildu. Toda la oposición criticó que se pusiera en manos de una persona sugerida por la izquierda abertzale la dirección de la Policía foral. En agosto, la consejera portavoz del Ejecutivo foral, Ana Ollo, afirmó que "es un error pensar que hay sólo víctimas de un lado", lo que conllevó una dura protesta de Covite y de UPN. Ese mismo mes, el Gobierno navarro no asistió al homenaje al subteniente del Ejército Francisco Casanova, organizado en Berriozar
para recordar los quince años de su asesinato y que siempre ha contado con la presencia de los miembros del Ejecutivo foral. Y el pasado martes, tras la detención de la cúpula de la banda terrorista que supuso dar por desmantelada la banda, Ana Ollo volvió a recibir un aluvión de críticas por asegurar que la vía policial "es una forma de acabar con ETA, pero no la única".Así que María José Rama, ante la presencia de Uxue Barcos, pero también de Ana Ollos, no dudo en decir lo que sentía. "Me pregunto que diría Carlos si viese que quienes desacreditan el trabajo de sus compañeros vienen hoy al sitio donde lo mataron por ser precisamente, un guardia civil". "Me pregunto", continuó la viuda, "cómo alguien que se apoya en quienes justifican a ETA para presidir un Gobierno puede venir al homenaje a un asesinado".Pero la amargura de María José Rama tiene otro componente. El asesinato de su marido sigue sin resolverse y ni una de las investigaciones emprendidas por las fuerzas de seguridad ha dado frutos pese a los cientos de operaciones antiterroristas llevadas a cabo a
ambos lados de la frontera. Juan Carlos Beiro falleció el 24 de septiembre de 2002 en una emboscada tendida por ETA a la Guardia Civil a la entrada de Leitza. Los asesinos colocaron una pancarta con el anagrama de la banda terrorista y enterraron una bomba bajo el cartel. Estuvieron horas esperando a que los guardias civiles del pueblo acudieron a retirarla y cuando vieron que un agente se acercaba a la trampa activaron el explosivo con un mando a distancia. Entre 2002 y 2004, un grupo de la banda cometió varios atentados en Navarra con sofisticados explosivos y quitó la vida, además de a Juan Carlos Beiro, a los policías nacionales Bonifacio Martín y Julián Embid,-muertos en 2003 al estallar una bomba lapa adosado a su coche, en Sangüesa-. Ninguno de estos crímenes ha podido ser resuelto. "Cada día me siento
más indignada", confesaba el jueves María José Rama. "Llevar a cuestas el asesinato de mi marido, viendo que el tiempo pasa y nada se sabe sobre quién o quiénes le quitaron la vida es una carga que se hace muy dolorosa", agregó.El discurso de María José Rama no ocultaba su dolor ante la evidencia de que un asesino vive con impunidad pese a haber matado a su marido. "La falta de noticias, avances y la sensación que a veces sentimos las víctimas de que existe poco interés por seguir investigando me llevar a perder la fe en todo y sobre todo en la justicia, hasta el punto de que llego a sentirme mal por exigir lo que por ley nos pertenece", se quejó.Así que todo su dolor volvió a expresarse sin máscaras en el acto que recuerda los treces años de crimen. Cuando llegó a la iglesia de Leitza, donde se celebraba una misa en honor de su marido, María José Rama se cruzó con Uxue Barkos. Educadamente, le dio la mano. Y luego, pese a que faltaban veinte minutos para que comenzase la ceremonia,
entró en el templo. "Quiero dejar claro a quienes ahora quieren recordara Carlos que primero tienen que limpiar su conciencia", diría más tarde.

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