Blogia
orain

NI,ZU TA BIOK.Le petit Nicolas

MAUDILI PRIETO



En casa tenemos lo nuestro.Errekondo amordazándose en el
Congreso español para denunciar las nueva ley de los populares en relación a la
seguridad ciudadana o con Barcina señalada con el dedo de la izquierda de
Nafarroa por su manera de jugar con 870 millones de todos en este gobierno
foral que ya no sabemos como timonea.A todo esto,sumemos problemas locales como
la prohibición del consistorio de Bilbo para abrir una discoteca –ya saben,la
cruz de navajas que corre por el botxo- o el condenado a 19 años por matar a un
abogado mungitarra en Burgos por unos terrenos y que el Colegio de Abogados de
Bizkaia no ha hecho ni fú ni fa con el tema.Como veis,siempre tendríamos algo
encima de la mesa para comentar.Pero ha habido una historia fuera de nuestras
mugas que ha sido de campeonato y que se le ha colado al PP del mismo modo que
el ébola.El escándalo nació esta semana que cierra la fecha de este artículo.La
noticia saltó con el siguiente titular:”La Policía Nacional detiene a Francisco
Nicolás Gómez Iglesias, un chantajista que se hizo pasar por intermediario del
poder político y económico de Madrid hasta colarse en los actos de coronación
de Felipe VI”.Cuando leí tal noticia quise escarbar.¿Cómo a un chaval de 20
años se le ha ocurrido llegar hasta el monarca español e incluso hacerse fotos
con Aznar,con lo mal visto que está?.Según cuentan las crónicas,este “Le petit
Nicolas” estudiaba en una exclusiva universidad, alquilaba coches de lujo, se
presentaba como amigo de Rajoy (ya son ganas de hacerlo voluntariamente si no
es porque seas del PP) e intentó estafar hasta al abogado de Pujol y de Xavier
García Albiol,el barcelonés Cristóbal Martell.Todavía no se sabe a cuántos ha
timado,pero todos tenían aunque fuere una tarjeta similar a las “black” de Caja
Madrid.Según los sorprendidos informes policiales y judiciales,”Le petit
Nicolas” (con todos los respetos a la magnifica obra literaria francesa) siempre
tenía algo importante que hacer, una llamada de arriba que atender y la mano
tendida en el momento justo y en el sitio perfecto. Esa es una de las pocas
cosas que se saben de él:maestro de salir en las fotos con gente importante.
Esa virtud ha propiciado una de las carreras más estelares en la historia de la
juventud española: en tres años pasó del colegio a la universidad, a los
desayunos con ministros, a los coches con escolta, a los yates, al palco del
Bernabéu, a la coronación de un rey, a reunirse con los barandas del Ibex-35 y
finalmente a la cárcel, donde reflexiona sobre su vida desde el martes, con 20
años recién cumplidos,detenido por suplantación de identidad, falsedad y
estafa.Entonces ahí  si podemos entender
sus ganas de ser del PP.Al parecer, hay decenas de personas engañadas. El
chaval se presentaba ante los empresarios con su flequillo rizado y ese aire de
niño bien de club de campo. Les ofrecía suculentos negocios que, según decía,
podía conseguir gracias a su supuesta red de contactos y su puesto siempre
secreto en organizaciones de gran influencia, atalayas desde las que, a cambio
de un dinero, podía hacer favores: el Partido Popular, la Oficina Económica de
La Moncloa, tal o cual ministerio, la Policía o el mismísimo Centro Nacional de
Inteligencia (CNI). Algunos,como buenos madrileños de buena casa,no vieron más
allá de su gomina y cayeron en las redes de Nicolás. No se sabe aún cuántos,
aunque la Unidad de Asuntos Internos le hace presunto responsable, al menos, de
estafar 25.000 euros a una de sus víctimas a cambio de un informe del servicio
de inteligencia que en realidad se había inventado él mismo.Lo que hacen los
escáners.En esta carrera desenfrenada, Nicolás Gómez Iglesias cada vez elegía
objetivos más importantes. Uno de los últimos fue el abogado Martell, al que
intentó vender sus servicios clandestinos y su supuesta posición dentro del CNI
para mejorar la situación judicial del patriarca catalán.Inciso,patriarca que
sigue sin ser tema de debate en condiciones en TV3 y que el programa “Polonia”
menosprecia y ataca a la persona que destapó el asunto,Victoria Álvarez,exnovia
de Jordi Pujol Jr. Pero con Martell,nuestro pequeñín volaba demasiado alto y
terminó por quemarse.Claro,cuando la txakurrada coge al nene del cuello de la
camisa se quedan con cara de póker.Ya la tienen normalmente,pero esta vez han
ido más allá de sus posibilidades.Cuando ven el perfil en Facebook es de
risa.Ni Torrente consigue cuotas tan altas de humor. En una de las últimas
fotografías, aparece en la coronación de Felipe VI dando la mano al monarca y
agachando la cabeza con una sonrisa falsa (eso,como todos los asistentes).
Sería la cima de su carrera: usaba las fotos con personalidades para hacer ver
las relaciones que presuntamente mantenía con el poder político y económico de
Madrid. Sus falsos currículos en las redes sociales son más propios de un
consejero de Estado que de joven de su edad. Siempre hay un micro, una corbata.
Este premio Nobel del ‘photocall’ aparece en varias charlas de las FAES sentado
en la misma mesa que José María Aznar y Ana Botella, en otra conferencia con el
empresario Juan Manuel Villar Mir, también dando la mano a Sabino Fernández
Campo, exjefe de la Casa Real, abrazando a Esperanza Aguirre o a Alfredo Di
Stéfano, celebrando la Supercopa en la segunda fila del palco del Bernabéu,
desayunando junto a Miguel Arias Cañete, en la visita de Benedicto XVI a Madrid
y hasta posando junto a Michael Leven, presidente de Vegas Sands, en una de sus
visitas en torno al malogrado proyecto de Eurovegas. Con ese fenomenal álbum,
nadie osaba dudar de su privilegiada posición en los círculos del poder.Nicolás
saltó todas las barreras, hasta que llegó la última: en una fiesta de la
Embajada de Estados Unidos no pudo pasar de la puerta, lo que terminó
propiciando su detención. La Policía ya seguía sus pasos después de hallar a la
víctima de su última estafa y lo detuvo. A día de hoy nadie se explica cómo ha
pasado todo esto, pero hay algunas anécdotas que delatan la gilipollez de
ciertas personas.En las instituciones saltaron las alarmas al saber que se
habían resbalado de mala manera.En muchas oficinas de protocolo ya lo conocían,
nadie sabe muy bien de qué. «De estar por ahí»,cuentan. En una ocasión, se
sentó en la primera fila en una charla de un alto cargo del Gobierno de Rajoy.
Cuando le preguntaron qué hacía allí, soltó: «Soy de Michavila». Se imaginaron
que un hijo, un sobrino o un amigo... Y allí se apuntó otro tanto.Este verano,
la prensa gallega dio la noticia de una visita frustrada de los Reyes españoles
a un restaurante de Ribadeo (Lugo) y allí se presentó la Policía por si acaso,
los periodistas y hasta el alcalde de la localidad con la intención de recibir
a Felipe VI, pero las crónicas dicen que solo encontraron a Nicolás Gómez
Iglesias, presidente del Club Joven del Partido Popular de Moncloa Aravaca,
club que nunca ha existido.Además,hay que ser bastante imbécil para saber que
dicho club es incompatible con el nombre de la rama juvenil de los populares:”Nuevas
Generaciones”.Gómez Iglesias siempre decía ser «algo del PP». Algo gordo, pero
en Génova (sede del PP) no tienen ni su ficha.Sólo saben quien es en los
círculos habituales de Aravaca, uno de los distritos más lujosos al noroeste de
la capital, no es un desconocido.Pijos y tontos a la vez,está visto.En esos
ambientes donde la política conecta con la sociedad y donde todo el mundo
termina por conocerse, se le considera «un tipo curioso» que comenzó a
ambientar en los círculos del PP cuando tenía 15 años, aunque, según fuentes de
Nuevas Generaciones de aquella época, no le hacían nunca «mucho caso».Nicolás
es alumno desde hace tres años del exclusivo Cunef (Colegio Universitario de
Estudios Financieros) de Madrid: hizo un curso de Administración y Dirección de
Empresas y dos de Derecho, aunque este año «aún no ha aparecido por clase»
(empezaron el 10 de octubre). Sus compañeros creían que estaba atendiendo sus
‘negocios’: «Todo el tiempo andaba en otros asuntos, por eso iba a clase
poco».Cuentan que siempre tenía que marcharse para «hacer algo crucial
relacionado con el PP y en el Gobierno», que hablaba en público como si llevara
toda la vida en una tribuna y que era hijo de un pez gordo. Pero nunca supieron
de cuál. Todo en esa historia resultaba impreciso y grandilocuente.Los grupos de whatsapp de sus compañeros de Cunef echaban
humo ayer.Y recordaban que siempre llegaba en un coche de lujo (generalmente un
Mercedes) con escoltas, una protección que según alardeaba, le había obligado a
aceptar el Ejecutivo de Mariano Rajoy dadas sus «altísimas responsabilidades».
La Policía confirmó que a menudo alquilaba vehículos de alta gama para
impresionar a sus víctimas. En su clase se habla mucho de sus andanzas, de sus
supuestas salidas nocturnas a casinos y a clubs de lujo. Cuentan incluso que si
se encontraba con un atasco, sacaba su sirena azul de patrulla policial. Como
ven,”Le petit Nicolas”.

0 comentarios