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NI,ZU TA BIOK/Loreak lleva el euskara al Festival de Donostia

MAUDILI PRIETO

En mitad de la Euskadi que protesta por la involución de un Rajoy que ha dinamitado a Gallardón y su ley del aborto y un Castillo de Butrón en venta por 3,5 millones de euros o altos vuelos en la Salve o Hondarribia ganando la ACT,hay un Festival de cine.El de Donostia.No es que le hagamos mucho caso en ORAIN por mucho que nos traigan a Denzel Washington,pero ha habido una sorpresa que nos ha gustado porque,tras 62 años de existencia,una pelicula en euskara lleva nuestra lengua más allá de las palabras de Edurne Ormazabal. Un enigmático ramo de flores colocado en la curva de una carretera desencadena el torbellino de sentimientos que confluyen en "Loreak", la película más vasca del 62 Zinemaldia y no solo por llevar el euskera a la sección oficial, sino por su emotividad y sus mujeres.Un toque femenino de tres enormes mujeres vascas que, "aunque ellas no lo crean, se parecen", explica  uno de los codirectores de la película, Jon Garaño. Unas, dice, porque quieren olvidar y no pueden; las otras, porque quieren recordar y no les dejan. En "Loreak", una mujer recibe cada semana flores y no sabe quién las envía; otra, no puede con la curiosidad y la incertidumbre que le provoca el ramo de flores que cada semana alguien coloca en la curva donde su marido se mató en accidente de coche. Y la tercera, la madre del hombre muerto, necesita recordar. Para crear estos personajes, apunta Garaño, tiraron "de familia o gente cercana. Son personas (las protagonistas) que no comparten su visión del mundo ni de la familia, les cuesta cambiar, son gente de ideas fijas"."Las flores son el núcleo de la historia. No tienen significado de por sí hasta que los personajes se lo van dando: son sus deseos, sus frustraciones, sus circunstancias del momento, las que suponen una cosa u otra", explica Goenaga. La memoria y el olvido, el amor después de la muerte y el cortejo de un "ramito de violetas", como en la canción de Cecilia, que puede devolver a la vida a una mujer desilusionada y triste. "Las flores en la carretera es una imagen muy rotunda. Cuando la gente las ve, enseguida piensa en el drama que puede haber detrás. Transmiten una sensación de enigma, porque normalmente no ves a la persona que las coloca. Esa incógnita marca el drama de la película", comenta Goenaga. Nagore Aranburu es Ane, "una mujer joven que recibe una mala noticia al principio de la película. Vive desilusionada, es muy introvertida, le cuesta comunicarse y se siente muy triste y muy abajo, muy falta de vida. Unas flores le van devolviendo poco a poco a la vida", explica la actriz."La película está estructurada en dos partes que se sirven de las flores como juego de espejo entre ambas, envés y reverso de las historias que cambian según las reciben unos u otros personajes", explica Goenaga. "Es como un puzzle, son dos historias que parten de puntos de vista diferentes con personajes que se van cruzando (...)", apunta el codirector, Garaño. Y hay un tercer personaje, la nuera (Itxiar Ituño), que "no ha vivido la experiencia -advierte Garaño- de las otras dos (...), pero que también se halla en un momento muy duro". Los directores, documentalistas que llevan más de trece años trabajando juntos, discuten "a veces", pero reconocen que hubo más peleas en su primer largo, "80 egunean (80 días)". La madre, Tere, está interpretada por la veterana Itxiar Aizpuru, que conmueve desde la naturalidad que otorga a su personaje: "Tere ha tenido que sacar adelante a su familia. Es dura pero muy sensible". A ella no le gusta su nuera, Lourdes, porque se casó con su hijo, y éste se marchó de su lado: "Mi nuera me corta el recuerdo de mi hijo de raíz -dice Aizpuru-. Y, sin embargo, Ane me permite hablar de él, que es lo que quiere una madre". "Es que una persona no muere mientras no te olvides de ella", resume Aizpuru, que con esta emotiva declaración explica la idea central de la película y de cómo al final las cosas encajan, aunque su personaje ya no esté en condiciones de comprobarlo. "Loreak" refleja ese clima habitual de Euskadi , húmedo, gris, que se constituye "casi como otro personaje: es muy vasca", concede Goenaga sobre este film, el primero rodado en euskera que entra en la sección oficial del Zinemaldia para competir por la Concha de Oro. Junto a ellas, Josean Bengoetxea, el hombre muerto, el que quizá manda las flores, "una chica más", se ríen las protagonistas, cosa que el vasco ratifica.Compite por la Kontxa de Oro.Espero que se la lleven y den la mayor bofetada a ciertas políticas que dañan a Euskadi,que aún tiene que ver escenas de desalojos ertzaineros a jóvenes vascos.

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